El Asedio Digital a Colombia: Ransomware y Phishing Ponen en Jaque a las Empresas



El panorama de la ciberseguridad en Colombia es alarmante. Durante 2024, el país registró más de 36.000 millones de intentos de ciberataques, con un promedio de 98 millones diarios. Esta situación lo posiciona como el cuarto país más atacado de América Latina, con un nivel de incidentes un 40 % superior al promedio mundial. Según datos de la Policía Nacional y Fortinet, las denuncias por delitos informáticos aumentaron un 23 % en comparación con el año anterior. Un dato revelador es que el 74 % de estos ataques se origina a través de un correo electrónico fraudulento, evidenciando que el factor humano sigue siendo el eslabón más vulnerable. Las modalidades más destructivas y comunes utilizadas por los ciberdelincuentes son el ransomware, que secuestra los datos de una empresa a cambio de un rescate, y el phishing, que engaña a los empleados para robar credenciales. Estas dos técnicas están detrás de la mayoría de las brechas de seguridad en el país. Las pequeñas y medianas empresas (pymes), que representan más del 95 % del tejido empresarial colombiano, son las más vulnerables debido a la falta de presupuestos robustos y equipos especializados en ciberseguridad. Los sectores críticos como la salud, que concentró el 60 % de los ataques en 2024, el gobierno y la banca también son objetivos prioritarios.
Las consecuencias de un ciberataque son devastadoras, tanto a nivel financiero como reputacional. Para una pyme colombiana, un incidente de ransomware puede costar entre 470 y 520 millones de pesos, y el impacto es tan severo que el 60 % de las empresas afectadas se ve obligada a cerrar sus operaciones en un plazo de seis a doce meses. A estas pérdidas se suman posibles multas de la Superintendencia de Industria y Comercio por fallas en la protección de datos personales. Este escenario subraya que la ciberseguridad ha dejado de ser un gasto para convertirse en una inversión estratégica indispensable para la supervivencia del negocio. Ante esta amenaza, los expertos recomiendan adoptar una estrategia de “defensa en profundidad”, que combina tecnología, políticas internas y una cultura de seguridad.
Empresas como SUMIA Solutions proponen arquitecturas de pagos con seguridad integrada por capas, incluyendo cifrado, tokenización y monitoreo en tiempo real. Entre las medidas clave para las compañías se encuentran la implementación de autenticación de múltiple factor (MFA), la capacitación continua de los empleados con simulacros de phishing, la realización de copias de seguridad inmutables y la segmentación de redes. Para las pymes sin recursos internos, los servicios de Detección y Respuesta Gestionada (MDR) son una alternativa eficaz.
La conclusión es clara: la defensa comienza con la conciencia digital de cada colaborador.









