La verdad sobre el cometa 3I/ATLAS: el visitante interestelar que pone a prueba la ciencia, no a la Tierra



La NASA ha desmentido categóricamente las falsas alertas que circularon en redes sociales sobre una supuesta amenaza planetaria representada por el cometa 3I/ATLAS.
La agencia espacial confirmó que no existe ningún peligro de colisión con la Tierra y que no se ha activado ningún protocolo de emergencia. La confusión surgió de una mala interpretación de una campaña científica de observación, que es un procedimiento rutinario para objetos de especial interés. Descubierto el 1 de julio de 2025 por el telescopio ATLAS en Chile, 3I/ATLAS es el tercer objeto interestelar detectado en la historia moderna, después de 1I/‘Oumuamua y 2I/Borisov.
Su órbita hiperbólica confirma que proviene de fuera de nuestro sistema solar y que, tras su paso, se alejará para no volver. El cometa alcanzó su punto más cercano al Sol (perihelio) a finales de octubre de 2025, a una distancia de unos 210 millones de kilómetros. Su máxima aproximación a la Tierra ocurrirá el 19 de diciembre de 2025, a una distancia segura de aproximadamente 270 millones de kilómetros, más lejos que Marte.
El interés científico en 3I/ATLAS se debe a su comportamiento inusual.
Observaciones han revelado una "anticola", una estructura de polvo y gas que parece apuntar hacia el Sol, un fenómeno nunca antes documentado en un objeto interestelar y confirmado por el telescopio espacial James Webb. Este comportamiento, posiblemente causado por una composición dominada por dióxido de carbono, motivó a la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN), apoyada por la NASA, a organizar una campaña global de observación. Este ejercicio, que se extenderá hasta enero de 2026, no es una alerta de impacto, sino una simulación para mejorar los algoritmos y sistemas de detección ante objetos con trayectorias impredecibles. El paso de 3I/ATLAS representa una oportunidad científica invaluable para estudiar material prístino de otro sistema estelar, lo que podría ofrecer pistas sobre la formación de planetas y los ingredientes necesarios para la vida. Aunque no es visible a simple vista, su trayectoria puede seguirse a través de plataformas en línea de la NASA.











