Crisis y reacomodo en el Centro Democrático: las consecuencias de la salida de Andrés Guerra



El senador Andrés Guerra anunció formalmente su retiro de la contienda por la candidatura presidencial del Centro Democrático.
En una carta dirigida al partido, Guerra explicó que su campaña, construida “a pulmón” y sin pauta publicitaria, había llegado a “playa baja”.
Atribuyó su decisión a una combinación de factores, incluyendo la falta de apoyo interno, describiendo una “soledad” por parte de sus colegas, y tensiones con figuras clave como el también precandidato Miguel Uribe Londoño. Además, criticó la influencia de asesores extranjeros y calificó el ambiente interno como “lacerado”. La salida de Guerra se produce en un contexto de crisis en la colectividad, marcada por cambios en las reglas para la selección del candidato único. Inicialmente, se planeaba una encuesta para el 28 de noviembre, pero este mecanismo fue aplazado y finalmente cancelado tras el retiro de la firma encuestadora por “riesgos reputacionales”. En respuesta, el partido comunicó que la selección se realizará antes del 6 de febrero de 2026, utilizando cualquiera de los mecanismos contemplados en sus estatutos. Esto abre la posibilidad de una decisión directa por parte de la dirección del partido, e incluso de presentar más de un candidato a la consulta interpartidista de marzo. Con la renuncia de Guerra, la lista de precandidatos se reduce a cuatro: Paola Holguín, María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y Miguel Uribe Londoño.
El senador saliente anunció que ahora buscará su reelección en el Senado en 2026.
Su decisión fue recibida con palabras de elogio por parte de María Fernanda Cabal, quien destacó su “grandeza”. Mientras el uribismo redefine su proceso interno, otros sectores de derecha avanzan en la construcción de una coalición más amplia para enfrentar el proyecto político del Gobierno.








