Radiografía de un sistema de salud en crisis: deudas, protestas y escasez de recursos

Diversos reportes desde distintas regiones de Colombia exponen una profunda crisis en el sistema de salud, marcada por la inestabilidad financiera de las EPS, la interrupción de servicios médicos y la desesperación de pacientes y personal sanitario.

El sistema de salud colombiano atraviesa una crisis severa que se manifiesta en múltiples frentes a lo largo del país.

La inestabilidad financiera de entidades como la Nueva EPS es un factor central, generando un efecto dominó que afecta directamente a los pacientes. En Puerto Berrío, Antioquia, los usuarios han llegado al punto de encadenarse a las sedes de la EPS para exigir medicamentos y servicios negados durante meses, en protestas que se han vuelto recurrentes. Según líderes comunitarios, la deuda de la Nueva EPS con el hospital local supera los 16.000 millones de pesos, llevando a la institución al borde del colapso y, según denuncian, causando muertes por negligencia.

Esta problemática financiera no es un caso aislado.

En Barrancabermeja, la Clínica La Magdalena tuvo que suspender temporalmente la atención a más de 124.000 afiliados de la Nueva EPS por falta de pago, aunque posteriormente se llegó a un acuerdo para reanudar los servicios. Situaciones similares se han reportado en otros departamentos como Cesar y Antioquia, evidenciando una crisis sistémica que la Superintendencia Nacional de Salud y el Ministerio de Salud intentan gestionar para garantizar la continuidad en la atención. La crisis también presenta otras facetas.

Mientras en Popayán se anunció una importante inversión de 40.000 millones de pesos para el Hospital Universitario San José, destinada a infraestructura y equipos, el personal médico de la misma institución denunció llevar más de tres meses sin salario, lo que refleja graves fallas administrativas internas. A esta tensión se suma la escasez de recursos vitales. En Medellín, los bancos de sangre, como el de la Clínica Cardio VID, se encuentran en niveles críticos de reservas, especialmente de los tipos O+ y O-, debido a la baja afluencia de donantes en la temporada decembrina, lo que pone en riesgo la capacidad de respuesta ante una emergencia.