Colombia ante la encrucijada económica: entre la recuperación y la incertidumbre inflacionaria



A finales de noviembre de 2025, la economía de Colombia enfrenta un desafío macroeconómico centrado en la inflación, que ha superado las expectativas. Según el Banco de la República, se proyecta que la inflación cierre el año en torno al 5,1 %, una cifra respaldada por el DANE, que reportó una tasa anual acumulada del 5,51 % para octubre.
Este repunte se atribuye principalmente al alza en precios regulados, como energía y agua, y en bienes no alimentarios.
Ante este escenario, el banco central ha optado por mantener una política monetaria restrictiva para estabilizar los precios, aunque esto genera un dilema, ya que un endurecimiento excesivo podría frenar el crecimiento económico.
Este entorno inflacionario se combina con un clima de incertidumbre general.
Aunque se observan señales de recuperación en sectores como el comercio y la construcción, la confianza empresarial es moderada y las inversiones a mediano plazo están en pausa, a la espera de definiciones políticas y reformas económicas en el año preelectoral. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido que la inflación podría persistir si no se implementa una consolidación fiscal, señalando con preocupación el aumento del déficit fiscal y la deuda pública. La volatilidad del mercado se refleja también en el tipo de cambio, con el dólar cotizándose a 3.759 pesos el 22 de noviembre, mostrando una leve alza. El impacto de esta situación se siente directamente en los hogares colombianos, donde el aumento del costo de vida, especialmente en la canasta básica y los servicios públicos, erosiona el poder adquisitivo.
Los sectores más vulnerables, como las poblaciones rurales e informales, son los más afectados.
A esta presión se suma una propuesta de reforma tributaria que podría afectar aún más el gasto familiar. Los economistas coinciden en que el principal reto es equilibrar la contención de la inflación sin sacrificar el crecimiento ni el empleo, para lo cual será crucial una comunicación coordinada entre el Banco de la República, el Ministerio de Hacienda y el Ejecutivo.


















