Luces y Sombras del Sistema Hospitalario Colombiano: Entre Inversiones Millonarias y Crisis de Atención



El panorama de la red hospitalaria en Colombia presenta marcados contrastes. Por un lado, se registran importantes esfuerzos gubernamentales para fortalecer la infraestructura y la dotación en varias regiones. La Gobernación de Cundinamarca destinó casi 22.000 millones de pesos para modernizar equipos e instalaciones en 18 municipios. En Quindío, la inversión asciende a 86.000 millones de pesos, destinados a la construcción de dos nuevos hospitales en Quimbaya y Salento, y a la recuperación de una cartera de más de 26.000 millones con la EPS Asmet Salud. De manera similar, en Córdoba se asignaron 500 millones para los diseños de un nuevo hospital en Moñitos, y en Boyacá, el Hospital Universitario San Rafael de Tunja fortaleció la red pública entregando equipos biomédicos al Hospital de Aquitania. Sin embargo, esta visión de progreso choca con una realidad de crisis en otras zonas del país. En Medellín, existe una alerta por el cierre de servicios pediátricos en la Clínica Santa Ana, sumándose a una tendencia de cierres de unidades materno-infantiles en la ciudad. La misma ciudad enfrenta una emergencia hospitalaria en el Hospital Pablo Tobón Uribe, cuya área de urgencias de adultos registra una sobreocupación superior al 200 %. La sostenibilidad financiera de las instituciones también está en riesgo, como lo demuestra el Hospital Universitario San Jorge de Risaralda, que restringió la atención a usuarios de la Nueva EPS debido a una millonaria deuda. A estos problemas estructurales se suman las denuncias ciudadanas sobre la calidad de la atención.
Un usuario del Hospital Francisco de Paula Santander relató una experiencia de diagnóstico tardío y mal servicio, viéndose obligado a acudir a centros privados en Cali para recibir tratamiento adecuado.
El denunciante también señaló que la institución funciona como un "fortín político" con contrataciones que responden a favores, en detrimento de la atención humana. En conjunto, los informes revelan un sistema de salud fragmentado.
Mientras algunas administraciones logran ejecutar proyectos de modernización y cooperación interinstitucional, otras instituciones se ven ahogadas por las deudas de las EPS, la sobreocupación y problemas de gestión. El desafío principal para el país es superar estas disparidades para garantizar que las inversiones se traduzcan en un acceso equitativo y de calidad a los servicios de salud en todo el territorio nacional.










