Diabetes en Colombia: Un Desafío Creciente que Impulsa la Innovación en Tratamientos y la Conciencia Social



Con motivo del Día Mundial de la Diabetes, conmemorado cada 14 de noviembre, se ha puesto de relieve la magnitud global de esta enfermedad, que afecta a 589 millones de adultos en el mundo, una cifra que podría ascender a 853 millones para 2050 según la Federación Internacional de Diabetes (IDF). En Colombia, la situación es igualmente preocupante, con más de tres millones de adultos (8,4 %) viviendo con la condición y un estimado del 45 % de los casos aún sin diagnosticar, lo que la convierte en una de las principales causas de mortalidad prevenible en el país. El manejo de la diabetes está evolucionando hacia un enfoque más integral. Las nuevas Guías Globales de la IDF para 2025 recomiendan tratamientos tempranos e individualizados que, además de controlar la glucosa, se centren en la salud metabólica, el peso, y la protección renal y cardiovascular.
Terapias innovadoras como los agonistas del receptor GLP-1 y las terapias duales GLP-1/GIP son destacadas por sus beneficios integrales, aunque su acceso sigue siendo un desafío en países de ingresos medios y bajos.
En Colombia, se están implementando programas específicos para abordar la enfermedad. La iniciativa “Cambiando la Diabetes en Niños” (CDIC), liderada por Novo Nordisk, celebró su primer aniversario con resultados significativos: más de 350 niños y jóvenes con diabetes tipo 1 se han beneficiado de sus escuelas familiares y más de 430 profesionales de la salud han sido capacitados. Este programa, que busca crear el primer registro nacional de diabetes tipo 1, atiende a una población de 3.222 niños y adolescentes diagnosticados en el país.
La conciencia sobre la diabetes se extiende también a la salud animal. Especialistas de MSD Salud Animal en Colombia advierten sobre la diabetes canina, una enfermedad endocrina que comparte factores de riesgo con los humanos, como la obesidad y la falta de ejercicio. Se enfatiza la importancia de la prevención a través de una dieta balanceada, actividad física regular y chequeos veterinarios periódicos para detectar síntomas como el aumento del consumo de agua, la micción excesiva y la pérdida de peso, garantizando así una buena calidad de vida para las mascotas afectadas.











