La Estrategia del Terror: ELN Paraliza a Colombia y Desafía al Estado con Paro Armado

El Ejército de Liberación Nacional (ELN) ha sumido a varias regiones de Colombia en un clima de miedo y parálisis mediante un “paro armado nacional”, afectando gravemente a la población civil y poniendo en jaque tanto la seguridad como los diálogos de paz.

A mediados de diciembre de 2025, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) decretó un “paro armado” de 72 horas que afectó a múltiples departamentos del país, generando un ambiente de intimidación y zozobra entre la población civil. Las acciones de la guerrilla incluyeron bloqueos de vías, quema de vehículos, instalación de artefactos explosivos y banderas alusivas al grupo, así como amenazas directas contra transportadores, comerciantes y comunidades que desobedecieran la orden de cese de actividades. Los departamentos más afectados por la ofensiva fueron Arauca, Norte de Santander, Chocó, Cauca, Antioquia, Putumayo, Caquetá y La Guajira, entre otros.

En estas regiones se paralizó casi por completo el transporte terrestre y fluvial, se suspendieron actividades comerciales y educativas, y se confinaron comunidades enteras, incluyendo pueblos indígenas.

Las consecuencias económicas fueron significativas, con campesinos sin poder comercializar sus productos y proyectos de infraestructura, como la doble calzada Popayán-Santander de Quilichao, suspendidos por falta de garantías de seguridad. La Defensoría del Pueblo también alertó que disidencias de las FARC, bajo el mando de alias “Iván Mordisco”, realizaron acciones similares en Putumayo y Caquetá. El Gobierno Nacional, en cabeza del presidente Gustavo Petro y el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, condenó enérgicamente el paro armado, calificándolo como un “constreñimiento criminal” y ordenó el despliegue de la Fuerza Pública para garantizar la seguridad y la movilidad. Sin embargo, en algunas zonas, la percepción ciudadana fue de una presencia estatal insuficiente.

Por su parte, la Defensoría del Pueblo emitió alertas tempranas, calificando los hechos como una grave violación a los derechos humanos y al Derecho Internacional Humanitario, al utilizar el terror como arma contra la población civil. Analistas interpretan esta ofensiva del ELN como una demostración de fuerza para fortalecer su posición en la mesa de negociación de paz con el Gobierno. A pesar de que la guerrilla justificó el paro como una protesta contra una supuesta “intervención imperialista”, sus acciones minan la confianza en su voluntad de paz y recrudecen la violencia contra los ciudadanos, quienes siguen siendo las principales víctimas del conflicto armado.