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Respuesta de la FIFA a las amenazas de Trump sobre el Mundial 2026

La FIFA ha respondido con contundencia a las amenazas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre una posible reubicación de partidos del Mundial 2026, reafirmando su autoridad exclusiva sobre la selección y modificación de las sedes del torneo.
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La controversia surgió después de que el presidente Donald Trump sugiriera la posibilidad de retirar partidos del Mundial 2026 a ciudades estadounidenses gobernadas por demócratas, como Seattle y San Francisco. El mandatario argumentó que podría tomar esta medida si consideraba que dichas sedes eran "inseguras", y calificó a sus gobernantes como "lunáticos de la izquierda radical que no saben lo que hacen".

La advertencia de Trump también se extendió a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. En respuesta, la FIFA, a través de su vicepresidente y presidente de la Concacaf, Victor Montagliani, estableció de manera categórica que la jurisdicción sobre las sedes recae exclusivamente en la organización deportiva. Montagliani afirmó que "esto es un torneo de la FIFA. La FIFA toma las decisiones, es su jurisdicción".

Además, envió un mensaje directo a los líderes políticos al declarar: "Con todo el respeto a los líderes mundiales, el fútbol es más grande que ustedes, el fútbol sobrevivirá sus regímenes, gobiernos y eslóganes".

La postura de la FIFA se fundamenta en los acuerdos establecidos y su autonomía organizativa. El proceso de selección de las 16 sedes —11 en Estados Unidos, 3 en México y 2 en Canadá— finalizó en junio de 2022 tras una rigurosa evaluación de infraestructura, logística y seguridad.

La organización firma contratos vinculantes directamente con las ciudades y estadios, no con los gobiernos federales, lo que blinda jurídicamente la elección. Cualquier modificación al listado oficial requiere la aprobación soberana del Consejo de la FIFA y no puede ser una decisión unilateral de un líder gubernamental. Históricamente, la FIFA ha protegido sus torneos de la interferencia política, una política que busca mantener la integridad del evento. Las declaraciones de Trump, que incluyeron críticas a Chicago —una ciudad que no fue seleccionada como sede—, refuerzan la percepción de que sus motivaciones son de índole política. La organización ha dejado claro que no operará bajo presiones de dinámicas políticas internas de los países anfitriones y que cualquier intento de desconocer los acuerdos podría acarrear consecuencias legales y financieras.

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