Nicolás Maduro advierte al presidente electo de Chile José Antonio Kast sobre el trato a los migrantes venezolanos

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha emitido una contundente advertencia al presidente electo de Chile, José Antonio Kast, instándolo a respetar los derechos de los migrantes venezolanos ante sus propuestas de endurecer las políticas migratorias.

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, lanzó una dura advertencia al mandatario electo de Chile, José Antonio Kast, exigiéndole respeto por los derechos de la comunidad venezolana residente en ese país.

Durante su programa televisivo “Con Maduro+”, el líder chavista expresó: “Cuidadito le toca un pelo a un venezolano”, y añadió que “quien se mete con Venezuela se seca”.

Esta declaración surge como respuesta directa a las posturas migratorias de Kast, quien durante su campaña prometió una política más estricta.

La preocupación se centra en el plan denominado “Escudo Fronterizo”, propuesto por Kast, que contempla medidas como la construcción de muros y zanjas en las fronteras, el uso de drones con reconocimiento facial y la imposición de sanciones a quienes empleen o arrienden viviendas a migrantes en situación irregular. Estas propuestas han generado incertidumbre y temor entre los más de 400.000 venezolanos que viven en Chile, una de las comunidades migrantes más numerosas de la región. En su intervención, Maduro defendió a sus compatriotas como “gente de bien que aporta en Chile” y anunció un plan especial de apoyo para aquellos que deseen regresar a Venezuela a través del programa “Vuelta a la Patria”. Además, calificó la llegada de Kast al poder como un resurgimiento del “nazifascismo”. Por su parte, el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, atribuyó el triunfo de Kast a la “tibieza” del gobierno de Gabriel Boric. Aunque el presidente electo de Chile no ha respondido oficialmente a las advertencias, en declaraciones previas calificó a Maduro de “dictador” y afirmó que sus opiniones “lo tienen sin cuidado”. Este cruce de declaraciones anticipa un aumento en la tensión diplomática entre Caracas y Santiago, poniendo en el centro del debate la gestión de la migración venezolana y la protección de los derechos humanos en los países de acogida.