Colombia en la encrucijada energética: entre la inversión internacional y los dilemas del petróleo



En el marco de la COP30, Colombia ha sido seleccionado como el primer país para desarrollar un proyecto piloto de transición energética financiado por The Journey Fund, una iniciativa global que le otorgará 100 millones de dólares. Este monto representa la mitad del capital que el fondo, dirigido por la firma Bridging Ventures, busca movilizar para apoyar a los países del Sur Global. La ministra de Ambiente, Irene Vélez Torres, señaló que estos recursos permitirán acelerar la ruta hacia una matriz energética menos dependiente de los combustibles fósiles, consolidando al país como un modelo para otras naciones.
Paralelamente a esta inversión, el gobierno colombiano ha mantenido una postura activa en las negociaciones climáticas.
Durante la semana definitiva de la COP30, la ministra (e) Vélez insistió en tres puntos clave: la creación de una hoja de ruta multilateral para la eliminación de los combustibles fósiles, la unificación de los tratados sobre clima y biodiversidad, y la garantía de representación y financiación directa para los pueblos indígenas y afrodescendientes. Esta agenda se complementa con el liderazgo del país en una declaración política para dejar atrás los hidrocarburos y la organización de una cumbre sobre el tema para abril del próximo año.
Sin embargo, el panorama interno presenta desafíos.
Alexandra Hernández, presidenta de SER Colombia, considera que el país está “a mitad de camino” en su transición y necesita acelerar el proceso. Hernández destacó la importancia de desarrollar sistemas de almacenamiento de energía y una regulación adecuada para garantizar la estabilidad del sistema ante la variabilidad de las fuentes renovables. El contexto económico global añade otra capa de complejidad. La decisión de la OPEP+ de mantener los recortes de producción ha elevado el precio del crudo Brent por encima de los 95 dólares por barril. Si bien esto representa un alivio fiscal a corto plazo para Colombia como país exportador, también intensifica la presión inflacionaria y subraya la urgencia de diversificar la matriz energética con fuentes renovables e hidrógeno verde para proteger la economía de la volatilidad geopolítica.












