COP30 en la Amazonía: Entre declaraciones sobre adaptación y la tensión por el extractivismo



Previo al inicio de la cumbre climática COP30 en Belém, líderes mundiales establecieron las bases de las negociaciones, cuyo principal resultado fue la “Declaración de Belém sobre el Hambre, la Pobreza y la Acción Climática Centrada en las Personas”, firmada por 43 países. Este documento prioriza la adaptación al cambio climático, el fortalecimiento de la protección social, el apoyo a pequeños productores con prácticas sostenibles y el desarrollo de modelos agroforestales. Sin embargo, la declaración, que no es jurídicamente vinculante, dejó por fuera temas cruciales como la transición energética para abandonar la dependencia de los combustibles fósiles y el nivel de ambición de las metas climáticas de los países. En el ámbito financiero, se anunciaron importantes iniciativas para la protección de los ecosistemas. Se lanzó el “Fondo de Bosques para Siempre”, impulsado por Brasil con el apoyo de 53 países, que ya ha recaudado 5.500 millones de dólares. Paralelamente, se informó sobre la creación del “Fondo para las Selvas Tropicales”, liderado por Brasil, Indonesia, Noruega, Francia y Portugal, con el objetivo de recaudar 25.000 millones de dólares.
El Reino Unido declinó aportar recursos a estas iniciativas.
A pesar de estos avances, la cumbre está marcada por profundas contradicciones.
El propio anfitrión, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, enfrenta tensiones entre su legado climático y sus intenciones de expandir la explotación de petróleo. Esta dualidad refleja un debate más amplio sobre el modelo de desarrollo para la Amazonía, que es vista como un sistema vital para el equilibrio hídrico y climático del continente y no solo como una reserva de recursos. Mientras líderes como el presidente colombiano Gustavo Petro insistieron en la necesidad de detener la explotación de combustibles fósiles, la declaración principal evitó este debate, generando cuestionamientos sobre la eficacia real de estas cumbres. En este contexto, los pueblos indígenas de la Amazonía buscan tener un papel protagónico. La Organización de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (Opiac) participará con una delegación y una agenda clara: exigir la protección de los defensores ambientales, la expulsión de las industrias extractivas de la región y el reconocimiento de sus conocimientos ancestrales como una acción clave para mitigar el cambio climático. Su participación subraya que los territorios indígenas son los que mejor conservan la selva, planteando la urgencia de alinear los discursos globales con las realidades y derechos de las comunidades locales.













