El secuestro de Miguel Ayala, hijo del reconocido cantante de música popular Giovanny Ayala, ha conmocionado al país, poniendo de relieve la persistente crisis de seguridad en el departamento del Cauca y la vulnerabilidad de figuras públicas y sus familias. El hecho, ocurrido en la vía Panamericana, ha generado una ola de solidaridad y un intenso debate en medios digitales. El suceso tuvo lugar en la noche del martes 18 de noviembre de 2025, cuando Miguel Ayala, de entre 21 y 23 años, se desplazaba junto a su mánager desde Popayán hacia el aeropuerto de Palmira, tras una presentación artística en el corregimiento de Huisitó, municipio de El Tambo. El vehículo en el que viajaban fue interceptado en el sector conocido como El Túnel, en jurisdicción de Cajibío, por hombres armados que se movilizaban en dos camionetas y una motocicleta.
Las víctimas fueron obligadas a descender y llevadas con rumbo desconocido hacia una zona rural.
Las autoridades han señalado que en esta región operan las disidencias de las FARC del Estado Mayor Central, específicamente los frentes ‘Jaime Martínez’ y ‘Dagoberto Ramos’, bajo el mando de alias ‘Iván Mordisco’.
La peligrosidad del corredor vial se había evidenciado días antes con un atentado contra el senador Temístocles Ortega en el mismo sector.
La noticia generó una reacción inmediata de Giovanny Ayala, quien a través de sus redes sociales pidió "respeto y prudencia" y "consideración por el dolor y la incertidumbre que estamos viviendo". La situación ha puesto el foco no solo en la crisis de seguridad, sino también en la vida de Miguel Ayala, quien ha seguido los pasos de su padre en la música y ganó notoriedad por su participación en el programa ‘Yo me llamo’.
En resumenEl secuestro de Miguel Ayala resalta la grave crisis de seguridad en el Cauca y el riesgo latente en corredores viales estratégicos. La reacción pública y el pronunciamiento de su padre, Giovanny Ayala, convirtieron el hecho en un tema de alta sensibilidad nacional, evidenciando la intersección entre la violencia del conflicto, la cultura de la celebridad y el poder de las redes sociales para amplificar el clamor por la justicia y la paz.