Sin embargo, el análisis más profundo surge con su nuevo proyecto musical, “Lux”, una colaboración con Björk e Yves Tumor, cuyo video y portada la muestran performando como una “monja/santa”. Según un análisis crítico, esta nueva imagen se inspira en la “mística femenina” de santas que encontraron redención acercándose a Dios, en contraste con la subversión de la iconografía religiosa que caracterizó a artistas como Madonna. Esta estética ha sido vinculada con tendencias digitales como el “clean look” y la “tradwife”, que idealizan una imagen de ama de casa de los años 50 y que son populares en círculos conservadores. La crítica sugiere que Rosalía, como un “buen producto de consumo”, responde a la demanda de la industria, presentando este giro conservador como algo revolucionario. Se cuestiona si esta nueva faceta, que la aleja de la “Motomami”, es una domesticación de su rebeldía, donde “la actitud monja es la moda” y se legitima el “conservadurismo exaltado por el consumismo” en lugar de explorar relaciones más allá del ideal romántico tradicional.