Afortunadamente, tanto él como su equipo resultaron ilesos y lograron refugiarse en la estación de Policía de Tame. Este atentado se produce en un contexto de alta tensión en Arauca, donde el ELN y disidencias de las FARC se disputan el control de corredores estratégicos. Horas antes, el ELN se atribuyó el secuestro de cinco soldados profesionales en la misma zona, advirtiendo al Gobierno sobre las consecuencias de un intento de rescate militar. El Ministerio de Defensa reaccionó ofreciendo una recompensa de hasta 1.000 millones de pesos por información sobre el atentado, calificándolo como un ataque directo a la democracia.

La Defensoría del Pueblo, por su parte, ha emitido alertas sobre la escalada del conflicto en la región, que sigue afectando gravemente a la población civil.