La indignación ciudadana no se detuvo ahí; vecinos y activistas realizaron un plantón frente al edificio Milano Park para exigir justicia.

La presión continuó al conocerse que el agresor tenía otros dos gatos en su poder, los cuales escondió durante la primera visita de las autoridades. Sin embargo, gracias a la insistencia de la comunidad y nuevas acciones institucionales, los felinos también fueron rescatados y puestos bajo protección del IDPYBA.

El presunto agresor fue judicializado y enfrenta un proceso penal por maltrato animal.

Este caso se ha convertido en un ejemplo del poder de la denuncia ciudadana a través de las redes sociales para activar una respuesta institucional contundente y visibilizar la crueldad animal, impulsando un llamado a la acción para que los testigos de estos hechos utilicen los canales oficiales como la Línea 123.