Los artículos advierten que esta práctica es extremadamente peligrosa y puede causar daños neurológicos severos, asfixia, paro cardíaco y la muerte súbita, incluso en el primer intento.

La familia de Oliver, devastada por la pérdida, ha decidido hablar públicamente sobre lo ocurrido para advertir a otros padres y jóvenes sobre los riesgos mortales de estos desafíos virales. Su objetivo es que ninguna otra familia tenga que pasar por un dolor similar y que se genere una mayor conciencia sobre la necesidad de supervisar el contenido que consumen los menores en las redes sociales.