La muerte de la influenciadora bogotana Alejandra Esquín, conocida como ‘Baby Demoni’, ha generado una ola de conmoción y especulaciones en redes sociales, con versiones contradictorias sobre las circunstancias de su fallecimiento. La joven de 24 años fue encontrada sin vida en su vivienda el 14 de octubre, y aunque las primeras informaciones apuntaban a un posible suicidio, su círculo cercano ha sembrado dudas y exige una investigación exhaustiva. El misterio se intensificó con las declaraciones de amigos y de su pareja, quienes ofrecieron relatos opuestos. Robin Alexis Parra Gamboa, amigo cercano, afirmó haber hablado con ella momentos antes de su muerte, relatando que “ella estaba peleando con Samor [su pareja], me siguió enviando audios llorando”.
Según Parra, una vecina le informó que la encontraron “colgada” pero que “no tenía nada en el cuello” y había sangre en la escena. Por su parte, la influenciadora Yina Calderón, también amiga de la fallecida, pidió que el caso no quede impune, asegurando que a Esquín “le encontraron huellas de asfixia” y que no estaba deprimida, ya que dos días antes se había sometido a una liposucción y “estaba feliz”. En contraparte, la pareja de ‘Baby Demoni’, conocido como Samor One, rompió el silencio para defenderse de las acusaciones. En un video, explicó que tuvo una fuerte discusión con ella tras enterarse de “un par de cosas” y que al regresar a la vivienda, la encontró “en una situación donde ella se estaba haciendo daño”.
Afirmó haberla auxiliado junto con vecinos y denunció recibir amenazas.
“No soy culpable.
Tengo todas las pruebas de todo”, señaló.
La Fiscalía General de la Nación investiga el caso como una “muerte en circunstancias sospechosas”, mientras Medicina Legal determina las causas exactas del deceso.
En resumenLa muerte de la influenciadora ‘Baby Demoni’ está envuelta en un misterio alimentado por las versiones contradictorias de su círculo íntimo. Mientras amigos apuntan a circunstancias sospechosas y posibles agresiones, su pareja alega que intentó auxiliarla. El caso, ahora en manos de la Fiscalía, evidencia la complejidad de los sucesos virales donde la especulación en redes sociales y los testimonios públicos juegan un papel central en la narrativa de la tragedia.