Cada 21 de septiembre, regalar flores amarillas se consolida como un gesto masivo impulsado por la nostalgia y las redes sociales. La tendencia de obsequiar flores amarillas cada 21 de septiembre ha florecido en Colombia y otros países de la región, consolidándose como un evento cultural y comercial de gran impacto. Su origen se remonta a la popular telenovela argentina de 2004, ‘Floricienta’, cuya canción homónima narra el anhelo de la protagonista de recibir un ramo de este color como prueba de amor. Dos décadas después, este anhelo ficticio fue revitalizado por plataformas como TikTok e Instagram, donde millones de usuarios comparten videos con la canción, manifestando su deseo de recibir sus propias flores y convirtiendo la práctica en un fenómeno viral. El significado de este gesto es multifacético; el color amarillo se asocia universalmente con la alegría, la energía, el optimismo y la amistad. En el contexto de las relaciones de pareja, simboliza la felicidad y la proyección de un futuro compartido, mientras que en la amistad representa gratitud y celebración. En el hemisferio sur, la fecha coincide con el inicio de la primavera, lo que refuerza su simbolismo de renovación y nuevos comienzos. Para Colombia, esta tradición adquiere un matiz especial al coincidir con el mes de Amor y Amistad, celebrado el tercer sábado de septiembre, lo que la convierte en una extensión perfecta de los festejos. El impacto comercial es notable, con floristerías y vendedores preparándose para una de las jornadas de mayores ventas del año, comparable con el Día de la Madre.