Según el antropólogo y defensor de derechos humanos Lerber Dimas, estas acciones no son un arrepentimiento sincero, sino un “teatro de poder” donde las personas actúan por miedo para salvar sus vidas. Dimas advierte que estos videos buscan legitimar al grupo armado como una autoridad de facto, imponiendo normas de conducta y castigos donde las instituciones estatales no tienen presencia. Esta modalidad combina humillación, castigo y propaganda criminal, proyectando a las ACSN como un “gestor de convivencia”.

La situación se agrava por el silencio de las autoridades locales, que no han emitido pronunciamientos ni han implementado acciones visibles para frenar esta práctica. Esta ausencia de respuesta oficial alimenta la percepción de que grupos armados están asumiendo el control de la seguridad y el orden en la ciudad, dejando en entredicho la autoridad del Estado.