Adicionalmente, han surgido nuevas denuncias, como la presentada por el Instituto Anticorrupción sobre el uso de un lujoso apartamento en Bogotá como centro de operaciones de campaña por parte de Armando Benedetti, cuyos costos habrían sido cubiertos en efectivo y no reportados. Este conjunto de irregularidades pone de relieve las complejidades y la opacidad que a menudo rodean la financiación política en Colombia, donde los topes legales son vistos como reglas que "los expertos saben cómo esquivar".