Su descontento se hizo eco en varias facciones del partido, evidenciando una disputa interna a solo veinte días de que se anuncie el nombre del candidato único. El punto más álgido de la controversia fue la revelación de un acta confidencial, firmada en agosto por los cinco precandidatos, la cual establece que, a pesar de la realización de una encuesta, la decisión final sobre la candidatura recaerá en el expresidente Álvaro Uribe y el director Gabriel Vallejo. Este acuerdo interno confirma que el ganador de la medición, que se conocerá el 28 de noviembre, no necesariamente será el representante del partido, lo que ha sido interpretado por algunos sectores como un mecanismo para anular la voluntad de las bases y mantener el control de la cúpula. La senadora Cabal intentó matizar la revelación, afirmando que esta facultad solo aplicaría si no hay consenso, aunque el documento no especifica dicha condición.