UU., pero permitirá el libre derecho a la expresión y reunión del pueblo colombiano.
Le solicito a los manifestantes conservar las reglas de la paz”. Petro reafirmó que su posición sobre el conflicto difiere de la de Washington, pero que es “firme ante los principios de nuestra constitución”.
Ministros como Armando Benedetti (Interior) y Pedro Sánchez (Defensa) se sumaron al llamado a la calma.
Benedetti afirmó que la marcha debe ser “multitudinaria, cuantiosa, pero pacífica” y aclaró que no fue convocada por el Gobierno. Además, asumió la responsabilidad de la seguridad de la embajada y empresas estadounidenses, no sin antes lanzar una pulla: “Cosa que no ha hecho Estados Unidos con la Casa de Nariño, pues le retiraron toda la protección en materia de antidrones”. Por su parte, la canciller Rosa Villavicencio y el ministro Sánchez enfatizaron que la violencia deslegitima la causa humanitaria y que la protesta “no puede ser excusa para destruir, atacar o promover el odio”. Este respaldo gubernamental a las marchas se da en un contexto de tensiones diplomáticas, tras la revocación de la visa de Petro por parte de EE. UU. y la expulsión de la delegación israelí de Colombia.