La consulta interna del Pacto Histórico, programada para el 26 de octubre, ha expuesto una profunda división en la coalición de gobierno, convirtiéndose en un campo de batalla por el liderazgo del progresismo entre los precandidatos Iván Cepeda, Daniel Quintero y Carolina Corcho. Este proceso electoral anticipado no solo definirá al abanderado presidencial de la izquierda para 2026, sino que también reconfigurará las fuerzas internas del petrismo. La tensión se agudizó con la adhesión de figuras prominentes como Gustavo Bolívar, María José Pizarro y Susana Muhamad a la campaña de Cepeda, en un movimiento interpretado como un intento de cerrar filas para frenar el avance de Quintero. Bolívar fue especialmente crítico, calificando a Quintero de “corrupto” y una “amenaza real” para las luchas del progresismo.
Afirmó que sería “vergonzoso” que el exalcalde de Medellín representara al Pacto Histórico.
Desde la campaña de Quintero, la respuesta fue igualmente contundente, acusando a Cepeda de hacerse “el güevón por encima mientras manda los perros bravos de Gustavo Bolívar a atacar”. En medio de la disputa, Carolina Corcho ha mantenido su candidatura de forma independiente, negándose a unirse a un bloque único contra Quintero y apostando por una campaña basada en propuestas técnicas e ideológicas. La Registraduría confirmó la postulación de 520 precandidatos en total para la consulta, incluyendo aspirantes al Congreso, lo que demuestra la magnitud del proceso.
En resumenLa consulta del Pacto Histórico evidencia una coalición fragmentada donde la pugna por la candidatura presidencial entre Cepeda y Quintero, con Corcho como tercera vía, amenaza la unidad de la izquierda y anticipa una reñida disputa por la sucesión del liderazgo de Gustavo Petro.