La Casa Blanca calificó sus declaraciones de “imprudentes e incendiarias” y procedió a revocar su visado. En un acto de solidaridad, la canciller Rosa Yolanda Villavicencio y otros ministros renunciaron a sus visas.

Petro denunció la medida como una violación al derecho internacional y a la inmunidad diplomática.

Paralelamente, la relación con Israel llegó a un punto de ruptura total. Tras la detención por parte de fuerzas israelíes de dos activistas colombianas que viajaban en una flotilla humanitaria hacia Gaza, Petro ordenó la “salida de toda la delegación diplomática de Israel en Colombia”. Calificó el hecho como un “nuevo crimen internacional de Netanyahu” y anunció la denuncia inmediata del Tratado de Libre Comercio (TLC) con ese país. Esta decisión profundiza la ruptura anunciada en mayo de 2024, cuando calificó al gobierno israelí de “genocida”.

El Centro Democrático anunció una acción popular contra la expulsión, argumentando que afecta los derechos de los colombianos y las relaciones bilaterales. La serie de eventos ha sido interpretada como una apuesta del gobierno por consolidar un liderazgo moral en el Sur Global, aunque a costa de un potencial aislamiento y riesgos económicos.