La decisión ha generado un amplio debate. El expresidente Juan Manuel Santos, artífice del Acuerdo de Paz, la calificó como un “hito histórico” pero reconoció que para muchos es un “sapo que tenemos que tragarnos”, entendiendo la frustración por la ausencia de penas carcelarias. Víctimas como Ingrid Betancourt y el sargento César Augusto Lasso la consideraron una “burla” y una forma de impunidad. Por otro lado, Humberto de la Calle, exjefe negociador, destacó que la aceptación de las sanciones por parte de los excomandantes es un “hecho inédito en el mundo”. A pesar de la condena, los exjefes de las FARC que ocupan curules en el Congreso podrán seguir participando en política, aunque deberán compatibilizar sus funciones con el estricto cumplimiento de las sanciones, que serán monitoreadas por la JEP y la Misión de Verificación de la ONU.