En un mensaje directo a través de sus redes sociales, el mandatario declaró: “Vamos por el poder constituyente en el año 2026”. Petro argumenta que el actual marco institucional, incluyendo las decisiones de las altas cortes y la configuración del Congreso, obstaculiza la implementación de sus reformas sociales en salud, pensiones y trabajo. La constituyente, según su visión, es necesaria para materializar la Constitución de 1991 y adaptarla a nuevos desafíos como la crisis climática y la reforma a la justicia. La propuesta ha encontrado eco en figuras de su coalición, como la senadora Clara López, quien planteó la creación de una “Primera Nación de la Democracia Directa” mediante inteligencia artificial para facilitar la participación ciudadana en el diseño constitucional. Sin embargo, la iniciativa es vista con profunda desconfianza por la oposición y sectores independientes, que la interpretan como un intento de concentrar poder, debilitar los contrapesos institucionales y eludir los canales democráticos establecidos para las reformas. El debate sobre la constituyente se perfila como el principal eje de polarización para el próximo ciclo electoral, enfrentando la visión de una transformación profunda del Estado contra la defensa del orden constitucional vigente.