Una operación militar de Estados Unidos en aguas del Caribe, en la que se destruyó una embarcación presuntamente cargada con drogas desde Venezuela, ha desatado una crisis diplomática y una fuerte reacción del presidente Gustavo Petro. El exmandatario estadounidense Donald Trump confirmó el ataque, que resultó en la muerte de 11 personas, a quienes describió como integrantes del grupo criminal Tren de Aragua. El presidente Petro condenó enérgicamente la acción, calificándola de “asesinato en cualquier parte del mundo”. A través de su cuenta en X, el mandatario colombiano argumentó que la lucha contra el narcotráfico no debe implicar la muerte de civiles, a quienes describió como “jóvenes muy pobres del Caribe y el Pacífico” y no como “grandes narcos”. “Llevamos décadas capturando civiles que transportan drogas sin matarlos”, afirmó Petro, marcando un claro distanciamiento de la estrategia estadounidense.
La reacción del gobierno de Nicolás Maduro fue de escepticismo, calificando el video del ataque como una manipulación creada con inteligencia artificial y acusando al senador Marco Rubio de engañar a Trump.
Maduro declaró “máxima alerta” y advirtió que Venezuela respondería militarmente ante una agresión.
Por su parte, la canciller colombiana, Rosa Villavicencio, calificó el despliegue militar estadounidense como “desproporcionado”, y aunque reiteró el compromiso regional contra el narcotráfico, advirtió que una presencia de tal magnitud podría interpretarse como una “injerencia inaceptable”. El incidente se produce en un contexto de alta tensión, con Washington desplegando buques de guerra en la zona y acusando a Maduro de liderar el “Cartel de los Soles”, una organización que Petro ha negado que exista.
En resumenLa operación militar estadounidense y la contundente respuesta del presidente Petro evidencian un cambio en las dinámicas geopolíticas de la región. La postura de Colombia, que prioriza un enfoque no letal en la lucha antinarcóticos y defiende la soberanía regional, genera una fisura con su tradicional aliado, Estados Unidos, y la alinea con la posición de Venezuela, reconfigurando las alianzas en un escenario de creciente tensión.