Su irrupción en la contienda reconfigura el panorama interno del uribismo y convierte el duelo familiar en una causa política centrada en la seguridad. En un emotivo acto en la Plaza Núñez del Congreso, Uribe Londoño, de 72 años, anunció su regreso a la política activa, afirmando que su decisión nace “del sacrificio y no desde la ambición”. Su discurso se centró en transformar el dolor en esperanza y en continuar el proyecto de su hijo, cuyo sueño, según dijo, era que “en 2030 Colombia pudiera decir que volvió la tranquilidad”. La seguridad se perfila como el eje central de su campaña. La llegada de Uribe Londoño a la contienda no estuvo exenta de tensiones internas. Su inclusión en la baraja de precandidatos del Centro Democrático fue resultado de una negociación directa con el expresidente Álvaro Uribe, quien, para calmar las inquietudes de otras aspirantes como María Fernanda Cabal y Paloma Valencia, llegó a ofrecer a esta última la cabeza de la lista al Senado.
Uribe Londoño ha recibido críticas que lo tildan de “oportunista”, a lo que respondió: “Quienes dicen que soy oportunista probablemente no sean padres”. Además, ha señalado al presidente Gustavo Petro como instigador del acoso que sufría su hijo.
Con su entrada, el Centro Democrático suma cinco precandidatos que se medirán en una encuesta entre diciembre y enero para definir al aspirante único que participará en la consulta interpartidista de la derecha en marzo de 2026.