La Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia ha llamado a juicio a los expresidentes del Congreso, Iván Name y Andrés Calle, por su presunta implicación en el escándalo de corrupción de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD). Esta decisión marca un hito en la investigación sobre el desvío de fondos públicos destinados a la gestión de emergencias. La acusación formal contra Iván Name, del Partido Verde, y Andrés Calle, del Partido Liberal, representa uno de los avances más significativos en el caso de corrupción que ha sacudido al país. Ambos son procesados por los delitos de cohecho impropio y peculado por apropiación a favor propio, tras ser señalados de recibir sobornos por un total de 4.000 millones de pesos para favorecer la aprobación de las reformas del gobierno de Gustavo Petro.
Según las investigaciones, Name habría recibido 3.000 millones, mientras que Calle habría obtenido 1.000 millones.
La decisión de la Corte Suprema se fundamenta en un robusto acervo probatorio que incluye pruebas técnicas y las declaraciones de Sneyder Pinilla y Olmedo López, exdirectivos de la UNGRD que se han convertido en testigos clave del entramado. La Sala de Instrucción consideró que existen indicios suficientes para que los dos congresistas, quienes se encuentran bajo medida de aseguramiento en la cárcel La Picota desde mayo, enfrenten un juicio en la Sala Especial de Primera Instancia. La Corte calificó las presuntas conductas como de “significativa gravedad”, argumentando que los aforados “utilizaron su poder político para ejecutar presuntamente delitos” y que no se excluye “su futura reiteración”. Este paso judicial no solo define el futuro de dos de las figuras más visibles del legislativo en el último año, sino que también profundiza la crisis de confianza en las instituciones y pone a prueba la capacidad del sistema judicial para sancionar la corrupción al más alto nivel.
En resumenEl llamado a juicio de Iván Name y Andrés Calle por parte de la Corte Suprema de Justicia marca un punto de inflexión en el escándalo de la UNGRD, llevando a los expresidentes del Congreso a enfrentar cargos por cohecho y peculado. La decisión subraya la gravedad de las acusaciones sobre el uso de fondos públicos para influir en la agenda legislativa y traslada el caso a una nueva fase procesal que definirá su responsabilidad penal.