El asesinato del senador y precandidato presidencial del Centro Democrático, Miguel Uribe Turbay, tras un atentado el 7 de junio, alteró drásticamente el panorama político de la oposición. En un movimiento sin precedentes, su padre, Miguel Uribe Londoño, fue oficializado como el quinto precandidato de la colectividad para reemplazar a su hijo en la contienda interna. El magnicidio de Uribe Turbay, quien falleció el 11 de agosto tras dos meses hospitalizado, generó una profunda conmoción nacional y se convirtió en un punto de inflexión en la carrera hacia las elecciones de 2026. El Centro Democrático, tras un periodo de duelo y deliberaciones internas, anunció el 22 de agosto que la familia del senador decidió por unanimidad que Uribe Londoño asumiera sus banderas.
La decisión fue consensuada con la dirección del partido y los otros cuatro precandidatos: María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, Paola Holguín y Andrés Guerra.
Uribe Londoño, un economista y abogado con experiencia como concejal de Bogotá y senador en los años 90, aceptó la postulación afirmando que trabajará para que el legado de su hijo sirva para “salvar a Colombia”. Este relevo, cargado de un fuerte componente emocional y simbólico, fue visto por algunos sectores como una estrategia para capitalizar el impacto del crimen y unificar al partido. El propio expresidente Álvaro Uribe Vélez encabezó un homenaje a Uribe Turbay, donde lo calificó como “inspirador por siempre del pueblo libre de Colombia”. La entrada de Uribe Londoño a la contienda aplazó la encuesta interna del partido para definir su candidato único hasta diciembre de 2025 o enero de 2026.
En resumenEl asesinato de Miguel Uribe Turbay reconfiguró la carrera presidencial en la derecha colombiana, llevando a la postulación de su padre, Miguel Uribe Londoño, como precandidato del Centro Democrático. Este hecho, cargado de un profundo simbolismo, busca mantener vivo el legado político del senador fallecido y unificar al partido de cara a las elecciones de 2026.