Tras recuperar su libertad, Uribe Vélez retomó de inmediato su agenda pública. Su primera acción de alto impacto fue rendir homenaje al asesinado senador y precandidato de su partido, Miguel Uribe Turbay.

Visitó su tumba en el Cementerio Central y luego encabezó un acto en el parque El Golfito, lugar del atentado. Desde allí, envió un mensaje claro de oposición, llamando a construir un Estado “con seguridad legítima y democrática” y a revertir “las pocas oportunidades que permite el neocomunismo”. En un evento en Sabaneta, Antioquia, aseguró que dedicará “cada minuto de libertad a luchar por la libertad de la patria” y reiteró su propuesta de buscar ayuda internacional para combatir el terrorismo. Su regreso a las calles fue calificado por dirigentes del Centro Democrático como un “tanque de oxígeno” para el partido, que busca fortalecerse de cara a las elecciones. La presencia activa de Uribe en la vida pública se considera un factor clave para revitalizar a su colectividad y consolidar una gran coalición de derecha, como lo sugieren sus reuniones con figuras de otros partidos, como el senador conservador Efraín Cepeda.