La Procuraduría General de la Nación ordenó la suspensión provisional por tres meses de Alfredo Saade, jefe de Despacho Presidencial, por presuntas irregularidades en la licitación de pasaportes. La decisión desató una crisis interna en el Gobierno, con Saade acusando directamente a altos funcionarios de orquestar su salida y anunciando su candidatura presidencial. La Sala Disciplinaria de Instrucción de la Procuraduría investiga a Saade por presuntamente extralimitarse en sus funciones al dar instrucciones a funcionarios de la Cancillería para “racionalizar” la asignación de citas y presionar la firma de un convenio con Portugal. La medida disciplinaria se hizo efectiva a pesar de que el presidente Petro había postulado a Saade como embajador en Brasil, un nombramiento que ahora queda en el aire. Tras la suspensión, Saade reaccionó con dureza en redes sociales, apuntando al ministro del Interior, Armando Benedetti, y a la excanciller Laura Sarabia.
“¿El procurador me saca del lado del presidente @petrogustavo por orden de Benedetti y sus secuaces?”, cuestionó Saade, añadiendo que su salida se debe a que le quitó “el negoción de los pasaportes a las mafias”. Benedetti negó las acusaciones: “nada tengo que ver con tu salida o la sanción de la Procuraduría”.
Saade replicó, afirmando que Benedetti y Sarabia “tienen secuestrado al presidente @petrogustavo”.
En medio de la controversia, Saade anunció su aspiración presidencial para 2026 con el objetivo de “liberar a Petro de las garras perversas que lo mantienen preso”. Este episodio expone profundas divisiones y luchas de poder en el círculo cercano al presidente.
En resumenLa suspensión de Alfredo Saade por la Procuraduría ha revelado una severa fractura dentro del gobierno Petro, con acusaciones cruzadas entre altos funcionarios. El escándalo no solo afecta la gestión del contrato de pasaportes, sino que también impulsa a Saade a posicionarse como una figura disidente con aspiraciones presidenciales, evidenciando una lucha de poder interna.