Este choque directo evidencia cómo las repercusiones del caso Uribe trascienden lo judicial, convirtiéndose en una batalla por la narrativa política que amenaza con judicializar aún más el debate público.
Conflicto se intensifica entre Iván Cepeda y los hijos de Uribe tras la condena al expresidente
La condena contra el expresidente Álvaro Uribe ha desatado un agudo enfrentamiento político y personal entre el senador Iván Cepeda y los hijos del exmandatario, Tomás y Jerónimo Uribe. Tras el fallo, los hermanos Uribe han emprendido lo que Cepeda califica como una "campaña sucia" en redes sociales y en el extranjero, acusándolo de ser "heredero de las FARC" y de orquestar una persecución judicial. La confrontación ha escalado al plano internacional, con denuncias de que Tomás Uribe ha realizado gestiones en Estados Unidos para "buscar padrinos políticos" entre congresistas republicanos con el fin de iniciar acciones judiciales contra Cepeda en ese país. Esta estrategia de lobby ha sido duramente criticada por el presidente Gustavo Petro, quien calificó a quienes buscan presionar a la justicia colombiana desde el exterior como "traidores a la patria". Como respuesta a los ataques, el senador Cepeda ha anunciado que estudiará las acciones judiciales pertinentes por calumnia. "Son ellos quienes atacan y serán enfrentados como corresponde", afirmó, señalando que, aunque había manifestado su disposición a un diálogo sobre justicia restaurativa, la familia Uribe ha optado por "el camino de la calumnia". Además, el congresista denunció haber recibido amenazas de muerte "casi cotidianas" desde que se conoció la sentencia.



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Su hoja de ruta incluye plataformas anticorrupción, talleres ciudadanos y ampliación de servicios esenciales en zonas con rezagos históricos. Plantea energías renovables, impulso a emprendimientos rurales, proyectos turísticos de gran escala y recuperación de la Ciénaga Grande. La propuesta busca consolidar alianzas para modernizar el aparato institucional y fortalecer la competitividad departamental. Luis Augusto Santana […] La entrada Luis Santana, el gerente que compite por la Gobernación del Magdalena se publicó primero en Opinion Caribe.

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Hasta ahora, 16 niños muertos, ¿vendrán más? egutierrez Dom, 23/11/2025 - 08:43 Rodrigo López Oviedo Dom, 23/11/2025 - 08:43 Estos hechos son aún más deplorables por haber sido ordenados por el presidente Petro, a quien vimos censurar hechos similares cuando fungía como congresista. PUBLICIDAD Como si hubiera sido poca la preocupación que nos produjo el bombardeo ocurrido en el Guaviare, que dejó a 7 madres llorando la muerte de sus adolescentes hijos, hemos sabido después, por boca de la subdirectora de la fundación Pares, que ya antes, entre agosto y este luctuoso día, se habían producido tres bombardeos más con otros seis menores muertos, a los cuales habría que agregar los que pudieron caer en otras doce operaciones similares realizadas en este 2025.Estos hechos son aún más deplorables por haber sido ordenados por el presidente Petro, a quien vimos censurar hechos similares cuando fungía como congresista. No puede ser que ahora, gracias a un enroque presidencial, este tipo de hechos se hayan vuelto aceptables y que Petro los justifique con argumentos traídos de los cabellos, como el de que las víctimas de reclutamiento forzado son también “objetivos militares legítimos” y que como tal hay que tratarlos.Refiriéndose a este último bombardeo, dice el señor presidente que fue la respuesta a una emboscada en la que estaban en riesgo inminente de caer 20 soldados. Esta es una justificación difícil de creer, ya que por informaciones anteriores sabíamos que lo bombardeado había sido un campamento, y desde un campamento es muy difícil emboscar a nadie. Adicionalmente, tampoco es creíble que la emboscada fuera inminente, ya que entre la orden de bombardear y el bombardeo mismo transcurrieron tres días.Pues no, señor presidente, antes que bombas lo que requieren estos menores es que, a cambio de revictimizarlos a costa de su propia vida, se les reconozca como titulares del derecho a protección especial, lo cual obliga a que cualquier operativo militar que pueda afectarlos se preceda de un caudal suficiente de precauciones que eviten desenlaces como los que hoy lamentamos. La única razón que podría explicar su cambio de actitud, de supeditar la condición de víctimas del conflicto de estos menores a la de “objetivos militares legítimos”, es que esté cediendo a la exigencia de resultados militares que demanda la derecha.Señalemos finalmente una nueva preocupación, y es la de que, también por orden presidencial, los bombardeos continuarán, y esto nos coloca ante una disyuntiva: irnos acostumbrando pasivamente a ser testigos de que se sigan ejecutando, o rechazarlos desde las calles, ahora sin la venia presidencial e, incluso, contra su voluntad. La respuesta no puede ser otra que la de evitar convertimos en cómplices, como lo fuimos al permitir que 16 billones de pesos, que podrían servir para atender necesidades apremiantes, se hubieran destinado a la compra de aviones de guerra. Y guerra no es lo que necesitamos. Necesitamos paz.




