y críticas al gobierno de Gustavo Petro, los participantes transformaron un revés judicial en una causa política. El propio expresidente agradeció el apoyo desde su lugar de reclusión y aprovechó para lanzar un mensaje con miras a 2026, pidiendo la elección de un "gobierno de transición".

Sin embargo, la jornada no estuvo exenta de críticas; algunos reportes señalaron una asistencia menor a la esperada en ciudades como Barranquilla y Manizales, y se registraron altercados aislados en Cali entre manifestantes y opositores.

Además, el Ministerio de Trabajo anunció investigaciones por presuntas presiones a empleados para asistir. A pesar de ello, el mensaje político fue claro: la condena ha revitalizado a las bases uribistas, que ahora ven en la defensa de su líder un motor para reorganizar la oposición y preparar la contienda electoral, consolidando la narrativa de que el fallo es una "injusticia estructural" y una "persecución política".