El fallo judicial ha sido interpretado de maneras diametralmente opuestas. Por un lado, la derecha y el uribismo, representados por figuras como la senadora María Fernanda Cabal y el abogado Abelardo de la Espriella, lo han calificado como una “infamia” y una “persecución política”, convocando a movilizaciones en las calles para defender al exmandatario. Esta narrativa busca consolidar a Uribe como un mártir y reactivar a su base electoral en torno al rechazo a la decisión judicial y la impopularidad del gobierno actual. Por otro lado, la izquierda y los sectores de gobierno, incluyendo al presidente Gustavo Petro y al senador Iván Cepeda, han celebrado el fallo como un triunfo de la justicia y una muestra de independencia institucional. La decisión ha posicionado a Cepeda como un posible precandidato presidencial del Pacto Histórico, quien no descartó su aspiración tras el veredicto. Analistas coinciden en que la condena marca un punto de inflexión, debilitando al Centro Democrático y dificultando la búsqueda de una coalición de centroderecha, mientras que la izquierda podría capitalizar el fallo como un símbolo de su agenda reformista y de lucha contra la impunidad.
