Según los informes, el joven es hijo de un controlador aéreo que se encontraba de turno y le permitió ingresar a la torre de control sur, una zona altamente restringida. Grabaciones del sistema de comunicación muestran al joven dando instrucciones a pilotos de vuelos comerciales, incluyendo autorizaciones para aterrizajes, mientras el supervisor presente en la torre lo permitía. Este acto de “absoluta irresponsabilidad”, como lo calificó el coronel Andrés Felipe Otero de la Aerocivil, puso en riesgo la vida de cientos de pasajeros, ya que la función del controlador aéreo es vital para prevenir colisiones y guiar las aeronaves de forma segura. La Aeronáutica Civil, mediante la Resolución 1923 del 25 de julio, suspendió las licencias del padre del joven y del supervisor, y anunció que el caso será reportado a organismos de control judicial para determinar si se cometieron delitos. Expertos en aviación han alertado sobre el riesgo crítico que implicó el incidente, que revela serias fallas en los protocolos de seguridad y supervisión del principal terminal aéreo del país.