El objetivo de estas actividades sería desestabilizar al régimen chavista desde adentro, complementando las maniobras militares visibles en el Caribe.

La existencia de estos planes encubiertos sugiere que la administración Trump está explorando múltiples vías para lograr un cambio en Venezuela, que van desde el diálogo hasta la intervención forzosa, pasando por la acción clandestina. En un simulacro de guerra realizado por Estados Unidos, se exploró un escenario de derrocamiento de Maduro que, según el ejercicio, resultó en el colapso de Venezuela en el caos. La luz verde a la CIA para actuar en Venezuela indica que la Casa Blanca está dispuesta a emplear un amplio espectro de herramientas de poder, tanto abiertas como secretas, para alcanzar sus objetivos en el país suramericano, lo que aumenta significativamente los riesgos de una confrontación impredecible.