En medio de la creciente presión militar y diplomática, han circulado informes, principalmente a través de ‘The New York Times’, sobre la existencia de un supuesto plan que contemplaba una salida negociada y progresiva del poder para Nicolás Maduro, una versión que ha sido categóricamente rechazada por el oficialismo venezolano. Según las filtraciones, el gobierno venezolano habría explorado una propuesta en la que Maduro aceptaría una retirada del poder en un plazo de dos años, posiblemente a cambio de garantías y acceso a recursos petroleros. Sin embargo, los informes también sugieren que esta oferta fue descartada o rechazada por la Casa Blanca, que no ha definido públicamente una estrategia clara más allá de la lucha contra el narcotráfico. La respuesta del chavismo fue inmediata y contundente.
El ministro de Interior y número dos del oficialismo, Diosdado Cabello, calificó las versiones como “mentira” y aseguró que “absolutamente nada puede poner en riesgo a la revolución bolivariana”. A pesar de las negativas, la idea de una transición negociada ha encontrado eco en la región. El gobierno de Colombia, por ejemplo, ha manifestado que apoyaría un plan que permita a Maduro dejar el poder de manera pactada, en un contexto donde casi tres millones de venezolanos residen en su territorio.
Estos informes, aunque no confirmados, alimentan la especulación sobre posibles fisuras o discusiones internas dentro del gobierno venezolano ante la intensa presión externa.
En resumenLos rumores sobre una posible salida negociada de Maduro, aunque negados por su gobierno, revelan la existencia de discusiones sobre el futuro político de Venezuela y reflejan la severidad de la presión internacional que enfrenta el régimen.