En medio de la creciente tensión con Estados Unidos, Venezuela ha recibido el respaldo explícito de Rusia, uno de sus principales aliados internacionales. Moscú ha condenado el despliegue militar estadounidense en el Caribe y ha manifestado su apoyo a Caracas, posicionando la crisis venezolana dentro del tablero de la geopolítica global. El gobierno ruso expresó su preocupación por las “numerosas referencias que hace Washington al narcotráfico” para justificar su masivo despliegue militar en la región, calificando el argumento como “completamente inventado”. Tras el anuncio de la operación 'Lanza del Sur' por parte del Pentágono, el portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, emitió una alerta pidiendo a Estados Unidos no tomar medidas que puedan desestabilizar aún más la situación en Venezuela.
Peskov instó a que cualquier acción se realice en estricto apego al derecho internacional, un claro mensaje a Washington para que modere su postura.
Este respaldo no es nuevo, pero se intensifica en un momento crítico, donde la amenaza de un conflicto parece más plausible. La intervención de Rusia subraya la dimensión internacional de la crisis, en la que Venezuela cuenta con el apoyo de una potencia global con capacidad de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, lo que complica los cálculos estratégicos de Estados Unidos y sus aliados regionales. El apoyo de Moscú proporciona un salvavidas diplomático y político crucial para el gobierno de Maduro, que busca contrarrestar el aislamiento impuesto por Occidente.
En resumenEl respaldo de Rusia a Venezuela frente a la escalada militar de EE. UU. es un factor geopolítico clave que eleva la crisis a un plano de competencia entre potencias globales. Moscú no solo cuestiona la legitimidad de las acciones estadounidenses, sino que también ofrece un contrapeso diplomático que fortalece la posición de Maduro y complica los esfuerzos de Washington por aislar al régimen venezolano.