UU. sino que ha adoptado una postura dura contra Caracas.
Su primera ministra, Kamla Persad-Bissessar, llegó a afirmar que los narcotraficantes “deberían ser asesinados violentamente”, aplaudiendo el éxito de la misión naval estadounidense.
Guyana, inmersa en una disputa territorial con Venezuela por la Guayana Esequiba, también ha respaldado oficialmente las maniobras como parte de un enfoque “colaborativo e integrado” contra el crimen transnacional. Otros países han ofrecido apoyo logístico crucial: El Salvador ha permitido la presencia de un avión de ataque AC-130J en la base de Comalapa, una posición estratégica para vigilar el Pacífico; Panamá, aunque su presidente negó un vínculo directo con operaciones contra Venezuela, ha firmado memorandos que permiten una mayor presencia militar estadounidense; y República Dominicana ha anunciado acciones conjuntas “mucho más extensas y profundas” con la DEA. A nivel político, gobiernos como los de Ecuador, Paraguay y Argentina se han alineado con Washington al declarar al 'Cartel de los Soles' como una organización terrorista, reforzando la narrativa estadounidense y la presión sobre el régimen de Maduro.













