Se ha informado que el presidente Donald Trump autorizó a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para desarrollar planes de operaciones encubiertas en Venezuela. Esta medida representa una escalada en la campaña de presión estadounidense, abriendo un frente de acciones clandestinas que podrían incluir sabotaje y ciberataques. La autorización presidencial a la CIA para actuar en Venezuela añade una dimensión clandestina a la estrategia de 'máxima presión' de Washington. Según los informes, esta luz verde permitiría a la agencia de inteligencia llevar a cabo acciones desestabilizadoras que no serían atribuibles directamente al gobierno estadounidense.
Las operaciones contempladas podrían ser de diversa índole, incluyendo 'sabotaje o algún tipo de operación cibernética, psicológica o informativa'.
Este enfoque complementa la presión militar visible en el Caribe y las sanciones económicas, buscando debilitar al gobierno de Nicolás Maduro desde adentro. La existencia de estos planes encubiertos se suma a los otros escenarios que Estados Unidos evalúa, que van desde el diálogo hasta una intervención militar directa. La combinación de una fuerza militar abrumadora en la región y la autorización para que la CIA actúe de forma clandestina configura una estrategia multifacética y agresiva. Para algunos analistas, esto confirma que el objetivo final de la administración Trump es forzar la salida de Maduro del poder por cualquier medio necesario, ya sea a través de la coacción militar, la presión diplomática o la desestabilización interna.
En resumenLa autorización de operaciones encubiertas de la CIA contra Venezuela demuestra que la estrategia de Estados Unidos no se limita a la presión militar y diplomática visible, sino que incluye una dimensión clandestina orientada a desestabilizar internamente al régimen de Maduro.