El Comando Sur de EE.

UU. (Southcom) ha justificado estos ataques afirmando que las embarcaciones eran operadas por 'organizaciones terroristas designadas' en rutas conocidas de tráfico de estupefacientes. Desde la perspectiva de Washington, estas acciones son parte de una estrategia para desmantelar redes criminales transnacionales. Sin embargo, el gobierno de Nicolás Maduro interpreta este despliegue como una 'amenaza imperial' y una provocación directa que podría ser el preludio de una intervención militar. Caracas ha respondido con el anuncio de sus propios despliegues militares para hacer frente a lo que considera un complot para derrocar al gobierno venezolano, enmarcando la situación como una agresión ilegal que viola el derecho internacional.