La agresiva campaña militar de Estados Unidos en el Caribe, especialmente los ataques letales contra embarcaciones, ha provocado una notable fricción diplomática, generando críticas de Rusia y, más importante aún, la suspensión de la cooperación de inteligencia por parte de aliados clave como el Reino Unido y Colombia. Según un informe de 'CNN', el gobierno británico decidió hace más de un mes dejar de compartir información de inteligencia con Washington que pudiera ser utilizada en los ataques a las lanchas, al considerar estos operativos como “ilegales”. Colombia, un socio estratégico de EE.
UU. en la región, también habría tomado la misma medida, distanciándose de una estrategia que ha sido descrita por expertos de la ONU como “ejecuciones extrajudiciales”. La reacción de la administración Trump ha sido desafiante.
El secretario de Estado, Marco Rubio, desestimó las críticas europeas durante una reunión del G7, declarando que otros países “no pueden determinar como EE.
UU. defiende su seguridad nacional”.
Además de la ruptura con aliados, Rusia ha condenado las acciones estadounidenses, pidiendo a Washington que se abstenga de tomar medidas que desestabilicen a Venezuela. Este aislamiento diplomático evidencia que la estrategia unilateral y de máxima presión de Trump está generando costos significativos en sus relaciones internacionales, fortaleciendo indirectamente la posición de Maduro al presentar a Estados Unidos como un actor que opera al margen del derecho internacional y sin el respaldo de sus socios tradicionales.
En resumenLa estrategia militar de Estados Unidos en el Caribe ha causado una importante fractura con sus aliados. El Reino Unido y Colombia han suspendido la cooperación de inteligencia por considerar ilegales los ataques a embarcaciones, aislando diplomáticamente a Washington a pesar de su defensa de estas acciones como una cuestión de seguridad nacional.