En declaraciones a la prensa, Trump afirmó: “Es posible que estemos teniendo conversaciones con Maduro.

Veremos cómo resulta”.

Añadió que “Venezuela quiere hablar”, lo que sugiere que podría existir algún tipo de canal de comunicación o la disposición a establecerlo. Estas palabras contrastan fuertemente con las acciones hostiles que su administración ha tomado simultáneamente, como el despliegue del portaaviones USS Gerald R. Ford y la designación del 'Cartel de los Soles' como organización terrorista. La aparente contradicción entre la retórica bélica y la apertura al diálogo ha generado incertidumbre sobre la verdadera estrategia de la Casa Blanca. Algunos analistas podrían interpretar esto como una táctica para presionar y negociar desde una posición de fuerza, mientras que otros podrían verlo como una señal de divisiones internas en la administración estadounidense. En cualquier caso, las declaraciones de Trump rompen con la línea dura mantenida hasta ahora y plantean la posibilidad, aunque remota, de una solución negociada al conflicto.