Esta formalización de lazos ocurre mientras la Duma rusa, la cámara baja del parlamento, insta a la comunidad internacional a condenar las "acciones provocadoras de EE.

UU." contra Venezuela.

El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha calificado los ataques estadounidenses a embarcaciones en el Caribe como "ilegales" e "inaceptables". Sin embargo, el Kremlin también ha aclarado que "no ha recibido ninguna solicitud" de ayuda militar por parte del gobierno venezolano.

La alianza proporciona a Venezuela un poderoso respaldo diplomático en foros internacionales y un socio estratégico con capacidad militar y tecnológica. Para Estados Unidos, esta consolidación de la influencia rusa en su esfera de influencia tradicional añade una capa de complejidad geopolítica al conflicto, evocando dinámicas de la Guerra Fría y sirviendo como un potencial elemento disuasorio ante una intervención militar directa.