La controvertida campaña militar de Estados Unidos en el Caribe ha provocado una notable fisura con varios de sus aliados clave, incluidos el Reino Unido, Colombia y Francia. Estos países han expresado su preocupación o han suspendido directamente la cooperación en inteligencia, al considerar que las operaciones letales de Washington son ilegales y constituyen ejecuciones extrajudiciales.\n\nSegún un informe de 'CNN', el Reino Unido detuvo el intercambio de información de inteligencia con EE. UU. hace más de un mes, por temor a que pudiera ser utilizada para los bombardeos contra supuestas 'narcolanchas'.
Colombia, un socio estratégico de Washington en la región, tomó una medida similar y suspendió su cooperación. Francia también ha manifestado su rechazo a los "operativos militares", mostrando su inquietud por la escalada. Incluso Panamá, que ha permitido entrenamientos militares estadounidenses en su territorio, ha intentado distanciarse; su presidente, José Raúl Mulino, aseguró que su país "no apoyará ningún 'acto hostil contra Venezuela'". Esta reacción diplomática en cadena ha dejado a la administración Trump en una posición de creciente aislamiento en su ofensiva regional. Analistas señalan que esta pérdida de apoyo de aliados tradicionales no solo debilita la coalición contra el narcotráfico, sino que, paradójicamente, podría fortalecer la posición de Nicolás Maduro al presentar a EE.
UU. como un actor unilateral y agresivo en la escena internacional.
En resumenLa estrategia militar de Estados Unidos en el Caribe ha generado una crisis diplomática, llevando a aliados importantes como el Reino Unido, Colombia y Francia a distanciarse y suspender la cooperación. Esta reacción negativa ha aislado a Washington y es vista como un factor que podría fortalecer políticamente al gobierno de Nicolás Maduro.