La tensión en el Caribe ha escalado significativamente con la llegada del USS Gerald R. Ford, el portaaviones más grande y avanzado del mundo, a la zona de operaciones del Comando Sur de EE. UU. Su presencia es una pieza central del despliegue militar ordenado por Donald Trump, interpretado como una fuerte señal de presión contra el gobierno de Nicolás Maduro.\n\nConfirmado por el Pentágono el 11 de noviembre, el despliegue del USS Gerald R. Ford es un hecho inédito en la región desde la invasión de Panamá en 1989. Este buque de propulsión nuclear, con 300 metros de eslora y una tripulación de 4.500 militares, tiene una capacidad de combate abrumadora, incluyendo la capacidad de lanzar un avión cada 45 segundos y portar tres veces más misiles Tomahawk que los usados en operaciones previas contra Irán.
Oficialmente, su misión es "interrumpir el tráfico de narcóticos y degradar y desmantelar las organizaciones criminales transnacionales".
Sin embargo, analistas como Andrés Macías consideran que el envío del portaaviones es principalmente "un mensaje de presión para Venezuela". La magnitud del despliegue, que incluye otros ocho buques de guerra, un submarino nuclear y aviones F-35, sugiere que el objetivo real es el gobierno de Maduro, en línea con la retórica de la administración Trump. La llegada del coloso naval ha sido calificada como un posible preludio a una acción militar más directa, pasando de la disuasión a la acción, lo que ha provocado una respuesta inmediata de Venezuela con la movilización de sus propias fuerzas armadas.
En resumenEl despliegue del portaaviones USS Gerald R. Ford en el Caribe representa una escalada militar sin precedentes por parte de EE. UU. en la región. Aunque su misión oficial es antinarcóticos, su enorme poder de fuego y el contexto de tensión con Venezuela lo posicionan como un claro instrumento de presión y una posible amenaza militar directa contra el gobierno de Nicolás Maduro.