La misión marca un nuevo capítulo en la estrategia de Washington en la región, en un contexto de máxima tensión con Venezuela.\n\nEl secretario de Defensa de EE. UU., Pete Hegseth, anunció formalmente la activación de la operación el 13 de noviembre, declarando que su objetivo es "expulsar a los 'narcoterroristas' del hemisferio occidental". Este despliegue militar, calificado como sin precedentes en la región, ha sido interpretado por analistas como una maniobra geopolítica que va más allá de la lucha contra el narcotráfico. Según el analista internacional Alejandro Chala, las operaciones militares estadounidenses en el Caribe tienen como propósito "reforzar su presencia en la región" y "reafirmar su presencia en el continente americano" en un momento de creciente multipolaridad y formación de bloques regionales fuertes. La operación se enmarca en una estrategia más amplia de la administración Trump para exhibir mano dura y presionar a gobiernos considerados hostiles. La justificación oficial se centra en la lucha contra el narcotráfico, pero el contexto de las crecientes fricciones con el Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela ha llevado a que muchos observadores, incluido el propio gobierno venezolano, perciban la misión como una amenaza directa. El anuncio se produjo en medio de un despliegue naval masivo, lo que subraya la seriedad con la que Washington está abordando su nueva política para el hemisferio, generando preocupación y realineamientos estratégicos en toda América Latina y el Caribe.