La llegada de más ayuda militar rusa a Caracas se produce en un momento de máxima presión por parte de la administración Trump, que incluye operaciones navales en el Caribe y la amenaza latente de una intervención. El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso denunció lo que calificó como una “excesiva fuerza militar” de Estados Unidos en la región y reafirmó su respaldo a los dirigentes venezolanos. El diputado ruso Alexéi Zhuravliov fue explícito al declarar a la prensa local que Moscú ya está suministrando activamente asistencia militar a Venezuela, confirmando que el apoyo va más allá de lo diplomático.
Este movimiento posiciona el conflicto en un tablero geopolítico más amplio, donde la influencia de Rusia en Latinoamérica actúa como un contrapeso a las acciones de Estados Unidos. La alianza entre Caracas y Moscú no es nueva, pero su fortalecimiento en este contexto de crisis envía un mensaje contundente a Washington sobre las posibles consecuencias de una escalada, sugiriendo que una intervención en Venezuela podría enfrentar una resistencia respaldada por una potencia nuclear.












